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Adios a los excesos y corrupción

Dora de la Cruz 

Sin duda, la salida de Brenda Denisse López de la Cruz de la titularidad del Instituto Tamaulipeco de la Cultura y las Artes ha desatado una serie de especulaciones. La exfuncionaria tampoco ha salido a informar la causa de su relevo.

El gobierno de la Cuarta Transformación en Tamaulipas ha dejado clara su postura respecto a la conducta de las y los funcionarios. Desde el inicio de su mandato, se han establecido reglas estrictas para todos aquellos que forman parte del gabinete y de la estructura gubernamental. Estas normas buscan garantizar que cada servidor público actúe con integridad y compromiso hacia la ciudadanía.

Es evidente que no se tolerarán abusos de poder ni actos de corrupción. La administración actual ha subrayado repetidamente que cualquier funcionario que utilice su puesto para cometer abusos enfrentará consecuencias. Este enfoque tiene como objetivo restaurar la confianza de la población y asegurar un gobierno más transparente y justo.

El compromiso con la responsabilidad es uno de los pilares fundamentales de la Cuarta Transformación. Se busca que cada funcionario entienda la importancia de su rol y actúe en beneficio del bien común, no de intereses personales. Este cambio de paradigma es esencial para erradicar las prácticas corruptas que han afectado a Tamaulipas en el pasado.

La administración actual está decidida a no permitir que se repitan los errores de anteriores sexenios. Con una vigilancia constante y una clara política de cero tolerancia hacia los abusos, se pretende crear un entorno gubernamental transparente y de servicio. Solo así se podrá construir un Tamaulipas más justo y equitativo para todos sus habitantes.

Por ello, las especulaciones sobre la salida de Brenda López serán aclaradas. Si se trata solo de relevos en el gabinete estatal, un tema personal o si el asunto tiene que ver con irregularidades en el desempeño de sus funciones, desde luego que también  se ingormará.

El sistema gubernamental es un gran aparato, una maquinaria compleja que, pese a sus múltiples dependencias, no logra escapar a los ojos de la ciudadanía. En la era de la información, todo se sabe. No hay secretos que puedan mantenerse ocultos por mucho tiempo. La transparencia y la rapidez con la que fluye la información hacen que cualquier acción, buena o mala, sea descubierta.

Esto es particularmente relevante cuando hablamos del servicio público. Durante años, el pueblo fue testigo de cómo algunos funcionarios han intentado convertir sus cargos en oportunidades para beneficio personal o familiar. Los anteriores sexenios en Tamaulipas son un claro ejemplo de ello. Para ser más específicos, recordemos el sexenio más emblemático de todos, aquel bajo la administración del Partido Acción Nacional (PAN).

Durante ese periodo, Tamaulipas sufrió un saqueo sistemático por parte de quienes debían velar por el bienestar común. No se trata solo de casos de corrupción aislados, sino de un patrón constante de abuso de poder y malversación de recursos públicos. Los relatos son numerosos, pero uno de los ejemplos más indignantes es el de los funcionarios que, sin pudor alguno, se llevaron hasta las llantas de los vehículos oficiales.

Este tipo de acciones ya no encajan en el aparato gubernamental. Desde la llegada del gobierno de la 4T, se ha priorizado la justicia social y la erradicación de la corrupción, temas que están en la agenda estatal.

En conclusión, el gobierno de la 4T en Tamaulipas marcará un antes y un después de los gobiernos que dejaron al estado saqueado. Así es que, adiós a los excesos y a la corrupción.

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