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EN TÉRMINOS COLOQUIALES

Elecciones bajo la sombra del miedo y la violencia

Por Alan Morales

El proceso electoral en Tamaulipas ha dejado una estela de dolor y miedo que trasciende el saldo blanco del día de las elecciones.

La violencia cobró la vida de un candidato y un escolta, además de herir a balazos a varios integrantes de un equipo partidista.

Estos incidentes, marcaron un oscuro inicio a lo que debería haber sido una jornada democrática y pacífica.

La magnitud de la inseguridad en Tamaulipas se evidenció cuando más de 70 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública fueron desplegados para proteger a más de 40 candidatos.

El miedo se hizo palpable tras el asesinato del candidato Noé Ramos Ferretiz, de la coalición “Fuerza y Corazón por México” en el municipio de el Mante.

Este brutal acto incrementó las solicitudes de protección de manera exponencial, generando un estado de alerta máxima durante un fin de semana que se sintió interminable para muchos candidatos y sus equipos.

El Secretario de Seguridad Pública, el General en retiro Sergio Hernando Chávez García, reconoció en ese momento la incapacidad de las fuerzas policiales para cubrir todas las demandas de escoltas.

En pleno proceso electoral en hechos no relacionados al tema político, la corporación estatal registraba más bajas de elementos.

Esta admisión refleja no solo la gravedad de la situación, sino también la impotencia de las autoridades ante un problema que parece no tener fin.

A pesar de este panorama sombrío, es un alivio saber que las elecciones del 02 de junio se llevaron a cabo sin incidentes que pusieran en riesgo la integridad de los votantes.

Un operativo regional que incluyó efectivos de la SEDENA, Marina y Guardia Nacional, blindó diversas zonas del estado para garantizar la paz durante la jornada electoral.

Sin embargo, la aparente calma del día de las elecciones no puede borrar el miedo y la tragedia que precedieron la jornada electoral.

Los actos de violencia y la sensación de inseguridad dejan una huella indeleble en la memoria colectiva de Tamaulipas.

La muerte de candidatos y los ataques a sus equipos no solo son una amenaza a la democracia, sino también un recordatorio de los desafíos constantes que enfrenta el Estado.

Resulta necesario que las autoridades no solo celebren la ausencia de incidentes graves en el día de las elecciones, sino que también trabajen incansablemente para mejorar la seguridad y proteger a todos aquellos que participan en el proceso democrático.

Solo entonces podremos hablar de elecciones verdaderamente libres y justas, donde el miedo no sea un factor determinante y cada ciudadano pueda ejercer su derecho al voto en paz y seguridad.

En pocas palabras, mientras que el “saldo blanco” es un respiro temporal, no podemos ignorar la violencia y el miedo que lo precedieron.

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