EN TÉRMINOS COLOQUIALES
La mano firme de Américo
Por Alan Morales
Cuando un gobernador mueve las piezas de su equipo, es inevitable que se levanten cejas y corran rumores. En Tamaulipas, Américo Villarreal decidió sacudir el tablero, y aunque para algunos esto significó una oportunidad de entrar al juego, para otros fue el adiós definitivo a la nómina estatal.
Durante su gira por la zona conurbada, el mandatario explicó las razones detrás de estos ajustes. Según dijo, no se trata de improvisaciones, sino de decisiones calculadas.
Los ciclos en el servicio público se cumplen, algunos funcionarios tienen motivos personales para dar un paso al costado, y, claro, la evaluación de resultados siempre pesa. En palabras simples: si no das el ancho, es hora de moverte.
Pero más allá de las salidas, el Gobernador dejó un mensaje claro sobre lo que espera de su equipo. Quiere un gobierno que se note trabajador y, sobre todo, honesto.
Es por eso que cada cambio pasa por un filtro: el currículum de los aspirantes, su experiencia, y, ojo, cómo se han desempeñado en puestos anteriores. Aquí no basta con ser amigo, hay que demostrar que puedes con el paquete.
Y aunque el gobernador evitó entrar en detalles sobre qué otras áreas podrían enfrentar reestructuras, sí dejó abierta la posibilidad de más cambios. Su mensaje entre líneas es claro: la evaluación sigue, y nadie tiene la silla asegurada.
Para los que llegaron, la oportunidad está en sus manos, pero también la responsabilidad de demostrar que merecen el puesto. Para los que se fueron, solo queda ver si encuentran un mejor camino o si se quedan en el recuerdo dentro de la función pública.
Al final, los tamaulipecos tienen la última palabra. Los cambios no se miden por los discursos, sino por los resultados. Por ahora, queda claro que, en el gobierno de Américo, no hay tiempo para la comodidad ni espacio para la incompetencia.