EN TÉRMINOS COLOQUIALES
El nuevo penal, ¿ahora sí va en serio?
Por Alan Morales
Por años, el penal de Victoria ha sido más famoso por sus fugas y motines que por la rehabilitación de reos. Entre túneles de escape, autogobierno y operativos de seguridad, el viejo CEDES se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades y en una amenaza para quienes viven y trabajan cerca.
Hoy, el Gobierno del Estado asegura que la solución está en camino con la construcción de un nuevo penal. Pero, por ahora, el proyecto sigue en el papel.
Aunque el CEDES de la capital del Estado tiene capacidad para 896 internos y actualmente alberga a 819, la sobrepoblación nunca ha sido el principal problema. Lo preocupante ha sido la falta de control, las condiciones insalubres y la violencia interna.
Me ha tocado dar cobertura a cada uno de estos episodios y ser testigo del caos que se ha vivido dentro y fuera de estas paredes. En 2017, cuando 29 reos escaparon a través de un túnel de 40 metros, tuve la oportunidad de ingresar y recorrer ese mismo pasadizo para documentar con imágenes la magnitud del problema.
Lo que vi ahí no era una improvisación: había infraestructura, planeación y, sobre todo, una burla a la autoridad.
Ese mismo escape provocó enfrentamientos dentro del penal, dejando muertos y heridos. En 2018, otro motín acabó con la vida de al menos siete internos, en una nueva disputa entre grupos rivales.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ya había advertido sobre la insalubridad, la falta de control y la violencia que reinaban en el penal, pero las recomendaciones quedaron en el aire.
El penal actual se construyó con un proyecto de 2008-2010, pero nunca fue actualizado ni recibió mantenimiento adecuado. Según el secretario de Obras Públicas, Pedro Cepeda Anaya, la obra original solo alcanzó un 30% de avance y hoy, tras años de abandono, apenas queda un 18 o 20% en pie.
El funcionario afirma que, a diferencia de administraciones anteriores, esta vez sí se está elaborando un proyecto ejecutivo real, necesario para obtener financiamiento. El costo estimado del nuevo penal es de 4 mil millones de pesos, y se espera que sea financiado con recursos estatales y federales.
La mañana de este jueves me confirmó que el gobernador ya está gestionando fondos en la Secretaría de Seguridad en la CDMX, y una vez que el proyecto esté terminado, se presentará ante la Secretaría de Hacienda. En teoría, la obra podría arrancar el próximo año, aunque aún no hay fechas concretas.
Mientras tanto, el penal actual sigue funcionando, aunque con mayores controles. Desde 2022, el gobierno estatal ha implementado operativos de revisión, traslados de reos peligrosos y vigilancia reforzada con tecnología y fuerzas federales.
El plan suena bien, pero ¿Será esta la ocasión? Lo cierto es que la historia del penal de Victoria ha demostrado que cuando no se actúa a tiempo, las consecuencias las pagan todos: internos, custodios, autoridades y, en el peor de los casos, la ciudadanía.