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La realidad de las deportaciones
Por Dora de la Cruz
El fenómeno migratorio y las deportaciones continúan siendo un tema central en la agenda política y mediática, especialmente cuando se trata de la relación entre México y Estados Unidos. Con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, el tema se amplificó debido a su anuncio de endurecer la política migratoria, generando un temor colectivo sobre las llamadas “deportaciones masivas”. Sin embargo, los datos oficiales muestran que las cifras de deportaciones no cambiaron de manera significativa durante su mandato.
En Tamaulipas, los puentes internacionales continúan siendo el punto de retorno para un promedio diario de 150 personas deportadas, quienes, de acuerdo con los protocolos de las autoridades migratorias mexicanas, son enviadas a sus estados de origen. Aunque la semana pasada se registró un ligero aumento a 200 deportaciones diarias, estas cifras siguen alineadas con los promedios históricos y no representan un cambio drástico bajo la administración de Trump.
Es cierto que el gobierno de Trump amenazó con endurecer las políticas migratorias, y su discurso generó un ambiente de miedo entre la población migrante. Sin embargo, a una semana de haber asumido por segunda ocasion la Presencia de EEUU por los cruces del estado, no se han registrado “ deportaciones masivas”.
Lo cierto es que durante el primer mandato de Trump las deportaciones alcanzaron un total de 700,000 personas, cifras que no superaron significativamente las de administraciones anteriores. En lugar de enfocarse exclusivamente en deportaciones, Trump destinó mayores recursos a la construcción de muros fronterizos, lo que mantuvo la atención mediática centrada en su política antiinmigrante.
Por otro lado, el gobierno de Barack Obama, conocido por manejar el tema migratorio con mayor discreción, registró el mayor número de deportaciones en la historia reciente, superando los siete millones de personas durante su administración. Este contraste, como el manejo mediático y el discurso político, pueden moldear las percepciones sobre la migración, independientemente de las cifras reales.
En semanas recientes, la agenda mediática en México se ha centrado nuevamente en las deportaciones masivas. Sin embargo, es fundamental abordar este tema con responsabilidad, utilizando datos oficiales y evitando generar alarma innecesaria entre la población migrante. Las cifras actuales muestran continuidad en los promedios de deportaciones diarias, sin evidencia de un cambio drástico en las políticas migratorias estadounidenses en comparación con años anteriores.
Hablar de deportaciones no es solo hablar de cifras, sino de vidas humanas. Las personas migrantes, que dejaron atrás su país, su familia y sus raíces en busca del sueño americano, enfrentan desafíos inimaginables. Su esfuerzo merece respeto y empatía. Informar sobre este tema con seriedad no solo es una obligación , sino un acto de justicia para quienes viven esta realidad.
Aunque las amenazas de endurecimiento de las políticas migratorias generan inquietud, es importante diferenciar entre los hechos y las narrativas mediáticas. La migración es un fenómeno humano que no desaparecerá, y las personas migrantes merecen información veraz, comprensión y un trato digno, tanto en su tránsito como en su retorno.
En los próximos meses, seguramente veremos cómo avanza el tema de las deportaciones anunciadas por el gobierno estadounidense. Por su parte, el gobierno mexicano, en coordinación con los gobiernos estatales, ya trabaja para atender a las personas migrantes en caso de un incremento en el retorno de las y los paisanos.
En el caso del gobierno de Tamaulipas, se están construyendo albergues temporales en algunas ciudades fronterizas como el caso de Reynosa, para recibirlos con un trato humano.