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EN VISTO

Impugnación con prejuicios

 

Dora de la Cruz

Cuando pensábamos que la inclusión era ya un tema comprendido y asumido como una convicción social, y que se entendía como el camino hacia la democracia, la elección judicial evidenció que aún existen sectores de la sociedad que persisten en actitudes clasistas y una arraigada cultura machista. Pero lo escandaloso es que son usados para pretender invalidar a quienes llegaron a un cargo del Poder Judicial, electos por el voto ciudadano.

A una semana post electoral, grupos políticos privilegiados que hoy están enquistados en la derecha están escandalizados por la llegada de una persona indígena como ministro. Que en pleno siglo XXI, en el que ha llegado la paridad y la inclusión, no toleren que una persona con origen en la cultura del esfuerzo, como lo es la mayoría de la población mexicana, llegue a la Corte de Justicia por no pertenecer a sus círculos de clubes sociales y jugar golf, es muy grave.

Hugo Aguilar Ortiz es un abogado del estado de Oaxaca, de origen mixteco, defensor de los derechos humanos y del medio ambiente. Son algunos datos de Wikipedia de quien fue electo  integrante  de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero además, por ser de los más votados para este cargo, se perfila para llegar a la presidencia de este poder.

Su llegada a la Corte es histórica: será el primer abogado de origen indígena en presidir el Poder Judicial, pero ademas representa un acto de justicia social para los pueblos que ha enfrentado y vivido la exclusión; hoy representa a toda una nación.

En Tamaulipas, el machismo y la violencia de género también fueron un nefasto argumento para el golpeteo político. La derecha, que tiene nombre “los cabecitas”, asomaron su machismo para difundir información falsa y ejercer violencia política por razón de género, contra quien por cierto, lleva la mayoría de votos para llegar a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Tamaulipas. Ella sería la primera mujer en llegar a este cargo por el voto ciudadano, y la segunda mujer en la historia del STJET en este cargo. La primera fue Ana Teresa Luebbert Gutiérrez.

México  ya demostró que está listo para ser gobernado por  una mujer. Está preparado para que una persona de origen indígena ocupe un asiento en la Suprema Corte, pero quienes no están preparados, más bien nunca lo han estado, son los de la derecha, los que llevan sus prejuicios de clase, su machismo disfrazado de análisis político y su racismo disfrazado de pura demagogia política en sus discursos.

No entienden que acabaron los tiempos en que unos cuantos decidían quién tenía derecho a llegar a un cargo, a espacios de toma de decisiones. Hoy, las mayorías y minorías se hacen escuchar. No es que el país no esté listo; es que los sectores conservadores se niegan a aceptar que ya no pueden cerrar la puerta del poder a quienes no se les parecen.

El clasismo y el racismo siguen siendo el último refugio de quienes han perdido el control del poder y la manipulación de masas. Esto ya quedó demostrado en la elección del Poder Judicial

 

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