EN VISTO

Les toca reforma un sistema ciego ante las mujeres
Dora de la Cruz
La nueva configuración del Poder Judicial en Tamaulipas no solo representa un avance democrático, al incorporar perfiles que llegan por el voto ciudadano, sino también habrá un antes y un después en el tema de paridad de género; a partir de octubre, las mujeres acceden ahora a magistraturas y cargos como juezas, algo inédito en un sistema históricamente masculinizado, dominado por pactos entre grupos de políticos.
Durante años, esos espacios fueron repartidos bajo la lógica de cuotas entre grupos de poder, en una negociación cerrada y casi exclusiva, para los juristas, a tal grado que parecían operar como el “club de Toby”. Hoy, la inclusión de mujeres juzgadoras abre una nueva etapa para la justicia; una donde el enfoque de género y la representatividad no son concesiones, sino garantías. Un paso clave hacia un Poder Judicial que no solo juzgue, sino que también represente.
Durante el pasado proceso electoral extraordinario, la ciudadanía tamaulipeca votó para elegir 147 cargos del Poder Judicial Local: a diez Magistraturas del Pleno del Supremo Tribunal de Justicia de Número, una Magistratura Supernumeraria, tres Magistraturas Regionales, 108 Juezas y Jueces de Primera Instancia, y 20 Juezas y Jueces Menores; de estos cargos, de las magistraturas del Supremo Tribunal, un 57.89 por ciento son para mujeres. Cifra histórica en la participación de las mujeres, en los niveles más altos de decisión de este poder.
En el caso de los juzgados de primera instancia, un 48.14 por ciento serán
ocupados por mujeres, mientras que en los juzgados menores corresponde un 50 por ciento; los datos revelan el papel fundamental que las juristas habrán de asumir en cargos de decisión en materia judicial, rompiendo con la estructura histórica de este poder. Como dijo la Presidenta, “No llego yo, llegamos todas”, y sí están llegando.
Nadamas para que se den una idea cómo está, hoy por hoy el Tribunal de Justicia de Tamaulipas, el pleno, está integrado por cinco hombres magistrados y dos mujeres, magistradas, mientras que en el tema de los juzgados, los hombres acaparan los cargos en más del 60 por ciento; esto se acabó: el Poder Judicial, además de ser sometido al voto ciudadano, las mujeres rompieron el techo de cristal y abren paso a un poder judicial con rostro de paridad.
Sin duda, la nueva configuración del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas, vista desde una perspectiva de género, es el inicio de una reforma con sentido de justicia histórica. Porque esta transformación tiene que ver con la paridad, con esa deuda histórica con las mujeres juristas que, al igual que otras mujeres lucharon durante décadas por abrirse paso en estructuras dominadas por hombres y llegar a magistraturas y a la Presidencia, como sucedió en el poder judicial estatal. Como siempre detrás de un logro de una mujer, hay colectivos de mujeres feministas que defendieron primero las cuotas en los partidos políticos y empujaron la agenda hacia la paridad, la que hoy está dando resultados concretos.
Hoy, todas las magistradas y juezas que llegan al Poder Judicial no solo ocupan un espacio ganado, también asumen una responsabilidad, de comprometerse con una justicia que vea a las mujeres. Porque no basta con estar, hay que demostrar por qué están. Les toca atender lo que durante años fue ignorado: la violencia institucional, la falta de acceso a la justicia, los casos archivados, las sentencias que nunca llegaron. La perspectiva de género no es un discurso, es una tarea pendiente. Y quienes hoy asumen estos cargos deben hacerlo con la convicción de que están ahí para corregir un sistema que por décadas fue ciego ante las mujeres.