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“Lucha social” no lo es, se trata de una estrategia política

Por Dora de la Cruz

Las casualidades no existen y un día antes de llevarse a cabo la toma de protesta de ministras, ministros, magistradas, magistrados, juezas y jueces federales, electos por voto popular, la oposición organiza una manifestación en la Ciudad de México en contra de Morena. El discurso central fue la amenaza de la concentración de poderes del partido guinda, algo que tanto el Partido Acción Nacional como el Partido Revolucionario Institucional, ejercieron a plenitud cuando estuvieron en el poder, controlando todas las instituciones.

Según, la marcha fue presentada como una iniciativa ciudadana, pero se la adjudicó Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa, quien fue la que emitió el discurso, y convocó a través de sus redes sociales, pero además, fue replicada por las mismas cuentas de ligadas al Partido Acción Nacional.

El discurso de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, diciendo que “lo que pasó en Venezuela, Nicaragua y Cuba, puede pasar en México”, es una intención clara de manipulación, que se han repetido desde que Morena llegó al poder. Sin embargo, después de un sexenio de Andrés Manuel López Obrador y apenas un año de la presidenta Claudia Sheinbaum, México no se ha convertido en Venezuela, ni en los regímenes de Nicaragua o Cuba, como ella misma lo dijo y más bien, evidencia una intención de manipulación para influir en la percepción ciudadana.

La lectura política de esta marcha, donde aparecieron figuras políticas del Partido Acción Nacional, como Margarita Zavala y Xóchitl Gálvez Ruiz, ex candidata presidencial de la coalición PAN–PRI–PRD, Xóchitl, deja claro que “La Resistencia”, fue un acto con fines políticos; más que un movimiento ciudadano, está buscando construir una narrativa de descontento, usando el discurso del miedo como herramienta de movilización, para desacreditar al gobierno en el poder, sin embargo, frente al nivel de aprobación del Gobierno de Morena, no le moverán ni un punto a la Presidenta Claudia Sehibaum, que llega al primer año de gobierno con un 71 por ciento de aprobación ciudadana, de acuerdo a la reciente encuesta de Mitofsky.

La oposición está desesperada y al borde de la cuerda floja. Sus marchas, por un PAN sin autoridad moral, pierden peso frente a las serie de denuncias contra sus ex funcionarios, de nivel nacional y hasta exgobernadores.

Como el saqueo al erario estatal en Tamaulipas, con su sexenio denunciado (PAN) y acusado penalmente por desvío de recursos, son prueba de que ese partido no ejerció ni transparencia, ni legalidad cuando gobernó.

Entonces, ¿cuál es la verdad detrás de esta marcha? ¿Quiénes están detrás de este movimiento, que se organiza justo un día antes del cambio en el poder judicial? Son muchas las preguntas que quedan en el aire, pero lo cierto es que lo que se presentó como “lucha social” no lo es, se trata de una estrategia política de oposición, con intereses claros, más que de un reclamo ciudadano genuino.

Las marchas, siempre serán una vía legítima de manifestación y de exigencia al gobierno. Sin embargo, cuando se cruza esa línea de auténtica voz, de lucha social y se utilizan como instrumentos políticos, pierden sentido. La ciudadanía de hoy no es la misma, toma sus propias decisiones. Por eso, la manipulación ya no les funcionará y si insisten en recurrir a las mismas estrategias del miedo y la exageración, cosecharán los mismos resultados: el voto ciudadano en contra, reflejado en las urnas.

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