EN VISTO

Que no quede solo en promesa de campaña.
Por Dora de la Cruz
Esta semana la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en pleno, declaró válidas las reformas realizadas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, al Código Civil Federal y al Código Penal Federal, en el tipo de violencia vicaria, pero además exhortó a la Cámara de Diputadas y Diputados, a que revisen la agravante, para perfeccionar el marco legislativo.
La violencia vicaria no se había visibilizado, hasta que madres víctimas de sus ex parejas, que utilizaban principalmente a sus hijas e hijos, como un medio para causarle sufrimiento, alzaron la voz, las llevaron a los colectivos feministas y llegaron a los Congresos para su legislación; es decir, atrás de la lucha por los derechos de las mujeres, están otras mujeres.
Es cierto que México avanza en tipificar las nuevas formas de violencia contra las mujeres, como la Ley Vicaria, que reconoce la violencia ejercida a través de los hijos, para dañar a las madres; la Ley Olimpia, que sanciona la violencia digital; la Ley Ingrid, que protege la intimidad de las víctimas de feminicidio y la Ley Malena, que tipifica la violencia ácida como delito. Todas ellas representan avances fundamentales, pero de nada sirven, frente a un sistema judicial lento y burocrático, donde los responsables rara vez enfrentan las penas que la ley establece. Sin justicia efectiva, estas reformas quedan en letra muerta y las víctimas siguen esperando que el Estado cumpla con su deber.
Las reformas legislativas deben de ir acompañadas también con la aplicación de la justicia, porque resultan inútiles las modificaciones a la ley, si continúan en la impunidad los agresores, pero además, esta injusticia en los casos de violencia por razón de género, son la principal causa de tener una cifra negra de casos que no llegan a los juzgados.
La aplicación de la justicia, debe ser una aliada para avanzar hacia una cultura de la denuncia y lograr ese cambio, pero más que nuevas leyes y reformas, se necesita etiquetar recursos para la atención, prevención y erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres.
La justicia para las víctimas de violencia por razón de género, es una deuda que el Poder Judicial tiene con ellas y con sus hijos e hijas; la paridad en los tribunales democratizados, puede traducirse en justicia sustantiva para las mujeres
Hoy, con el nuevo modelo judicial, se abre el camino hacia una efectiva justicia para las mujeres víctimas de violencia, porque entre las promesas de campaña de las nuevas juzgadoras y juzgadores, fue aplicar la ley con perspectiva de género, y aunque apenas iniciaron hace menos de un mes en Tamaulipas, se espera que el tema del rezago en pensiones alimenticias, agresión física y vicaria, pueda abatirse para erradicar la impunidad en este tipo de delitos.
Llegó la hora de que la justicia con perspectiva de género se cumpla y no quede solo en promesa de campaña.