EN VISTO

El machismo persiste
Por Dora de la Cruz
El caso de violencia política contra la diputada Katalyna Méndez Cepeda, es un caso que debe ser analizado desde la perspectiva de género, por las agresiones que se replicaron, tras la decisión del Instituto Electoral de Tamaulipas, de sancionar al líder estatal del PVEM, Manuel Muñoz, lo que encendió el machismo en los círculos políticos y en la sociedad debe ser documentado, de cómo la misoginia persiste y cómo algunos medios de comunicación y editorialistas lo justifican, colocando al agresor como la víctima e incluso abrieron la puerta para que otros repitan la agresión.
La Plataforma de Beijing, señala que los medios de comunicación, y las y los periodistas, tienen la obligación de difundir narrativas de igualdad entre hombres y mujeres, así como contribuir a la erradicación de todo tipo de violencia simbólica y mediática contra las mujeres. En el caso que abordamos, se hizo todo lo contrario; algunos medios de comunicación, cuestionaron la decisión de las autoridades electorales por imponer una multa de 5 mil 567 pesos, al dirigente estatal del Partido Verde, Manuel Muñoz; incluso llevaron el tema a la audiencia de sus medios, donde se reprodujo la violencia contra la legisladora y en el debate llegaron más agresiones contra ella. No es un caso más de violencia política, es la forma del tratamiento periodístico que se hace en los medios de comunicación, justificando la violencia contra una política y minimizando el tema.
Como fue público, el líder estatal del Partido Verde aliado de Morena, en una entrevista se refirió a la legisladora como “esta niña”, cuando reclamaba que nunca pidió el voto para el Verde; este lenguaje misógino, intenta minimizar su trabajo legislativo, como que llamar “niña” a una legisladora ganadora de elecciones es 100 % violencia política por razones de género; no existen violencias “chiquitas” ni “grandes”: toda agresión es violencia y debe reconocerse como tal y sancionarse.
La impunidad en la violencia contra la mujer, de todo tipo, incluyendo la política, es una de las causas por las que el delito es de mayor incidencia, incluso el feminicidio es resultado de un proceso de injusticia, donde los agresores no fueron castigados.
Por eso, la decisión de las autoridades del Instituto Electoral de Tamaulipas, deja un precedente para detener este tipo de violencias, además de que el líder político será sancionado económicamente, tendrá que tomar un taller sobre los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y pasará a formar parte del Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política de Género.
Este tipo de casos, de prevenir, erradicar y atender la violencia contra las mujeres, tiene avances agarrados de hilos, que se rompen en cualquier momento y que se continúa creyendo que “no todo es violencia”, porque ha llegado a normalizarse y a pretender ponerle tamaño a la violencia que enfrentan las mujeres, para justificarla, cuando es claro que no hay agresión pequeña ni grande: la violencia es violencia.
La crítica a una política debe estar basada en el desempeño de su trabajo, pero jamás debe usarse el género para descalificarla o minimizar su cargo.



