EN VISTO
Los super cremas, ya quedan pocos
Dora de la Cruz
La demagogia y las viejas formas de hacer política, por más mercadotecnia que les apliquen y por muchas estrategias de tendencias o “me gusta” que utilicen, ya no operan en esta nueva sociedad.
La ciudadanía actual está más informada que nunca, con acceso constante a fuentes de información diversas y la capacidad de ejercer su libertad de expresión a través de las redes sociales.
Esta posibilidad de opinar y compartir información, ha jugado un papel crucial en desenmascarar a aquellos, que intentan perpetuar las mismas prácticas políticas desgastadas, basadas en la repetición de mentiras hasta convertirlas en supuestas verdades.
Los “super cremas”, aquellos políticos que “le echaban mucha crema a sus tacos”, en discursos y entrevistas, afortunadamente, ya quedan pocos. Frases como “decir una mentira 100 veces la convierte en verdad” han perdido fuerza, en una era donde la verificación de datos está al alcance de un clic.
La política del engaño y la manipulación, tan características de los “dinosaurios políticos” y las familias que han construido sus imperios millonarios a costa de la función pública, enfrentan ahora el escrutinio de una sociedad empoderada.
Las redes sociales no solo han democratizado la información, sino que han dado voz a aquellos que antes eran silenciados o ignorados, facilitando una crítica masiva a las viejas estructuras de poder.
Esta semana, la revelación de un presunto desfalco de mil millones de pesos, en la Comisión Municipal de Agua Potable de Tampico, no solo expuso una vez más la corrupción, del pasado sexenio panista, sino que también , estos escándalos no hacen más que acelerar el proceso de desaparición de aquellos políticos que han basado su carrera en engaños y manipulaciones.
La caída de estos líderes demagogos es inevitable; cada fraude descubierto los aleja de la aprobación ciudadana.
El tema medular de la serie de denuncias penales que se están interponiendo contra exfuncionarios del pasado sexenio es, sin duda, la aplicación de la justicia.
La ciudadanía, espera ver resultados concretos en estos procesos judiciales y demanda que no se perpetúe la impunidad.
Los ciudadanos quieren que aquellos que han saqueado el erario público, enfrenten las consecuencias legales de sus actos.
Tamaulipas es un ejemplo emblemático de la reprobación a la demagogia y los discursos llenos de mentiras. Aunque el PAN llegó al poder ejecutivo con sus promesas, la ciudadanía reprobó la mentira y aprobó la honestidad.
En este contexto, a dos años del gobierno de Americo Villarreal Anaya, ha demostrado que la honestidad en la administración estatal, no solo sube puntos de aceptación, sino que también consolidan liderazgos.
Villarreal Anaya se posiciona como un defensor del pueblo tamaulipeco; durante esta semana, encabezó la defensa de los intereses de los productores de sorgo; su llamado a los funcionarios federales para que reconozcan la importancia estratégica de este cultivo no solo refleja su compromiso con el sector agrícola, sino que también refuerza la percepción de un liderazgo honesto y responsable, capaz de tomar decisiones que aseguren el bienestar y el desarrollo sostenible de la región.
En un escenario político donde la credibilidad se gana con acciones y se traduce en resultados tangibles y en un aumento, de la confianza pública.
La honestidad sí eleva la aceptación ciudadana; la tendencia siempre será la honradez en la función pública.