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Una renuncia anunciada

Dora de la Cruz

La renuncia de los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado es más bien un tema mediático e innecesario, ya que su salida es inminente debido a la reforma judicial, la cual establece que su periodo concluye en septiembre de 2025. Por lo tanto, no se van, se tienen que ir, a menos que estén considerando participar en la convocatoria para la elección, lo cual no es el caso.

En lo que se refiere al Presidente del Poder Judicial en Tamaulipas, Hernán de la Garza Tamez, él no presentó su renuncia; los otros ocho magistrados y magistradas que integran el pleno sí se vieron obligados a hacerlo. Sin embargo, continuarán desempeñando sus funciones durante los próximos casi diez meses, hasta concluir su periodo establecido.

Este movimiento, aunque pueda parecer polémico, no es más que parte de la transición derivada de la reforma judicial; una medida que busca democratizar este poder en todo el país y que fue ampliamente demandada por la ciudadanía. Hacer ruido alrededor de este tema parece ser más bien otro intento de desacreditar una reforma que viene a  equilibrar y renovar las estructuras del Poder Judicial.

Las renuncias de este bloque obedecen a los plazos y lineamientos establecidos, que tienen que ver con el avance hacia un sistema judicial  transparente y participativo. Este proceso marca el inicio de una nueva etapa en la administración de justicia en Tamaulipas, una que, aunque no está exenta de críticas, responde a la necesidad de cambios que muchos consideran urgentes para garantizar la equidad en el ejercicio del poder.

El bloque de magistrados y magistradas que están a punto de dejar sus cargos, de manera inevitable, aunque no estuvo entre quienes se manifestaron en contra de la reforma judicial, con un par de excepciones, responde directamente a intereses políticos ligados al Partido Acción Nacional (PAN), particularmente al cabecismo, una corriente interna del blanquiazul que dominó Tamaulipas durante el sexenio de pasado.

Lo relevante no es simplemente que estos magistrados renuncien, sino lo que representa su salida: una ruptura con una estructura judicial que durante años operó al servicio de intereses políticos específicos. Entre los magistrados que dejan sus puestos se encuentran David Cerda Zúñiga, Jorge Alejandro Durham Infante, Omheira López Reyna, Noé Sáenz Solís, Mauricio Guerra Martínez, Gloria Garza, Javier Castro y Rosario Garza. Todos ellos comparten un denominador común: antes de ser designados magistrados, desempeñaron cargos clave dentro del PAN y/o el gobierno del exgobernador Cabeza de Vaca.

Por otro lado, es importante subrayar que no todos los integrantes del Tribunal Superior de Justicia estaban alineados con esta corriente política. Casos como el de Javier Valdez Perales y el actual presidente del Tribunal, Hernán de la Garza, se mantuvieron al margen del círculo cabecista, evitando involucrarse en la dinámica de subordinación que convirtió a otros magistrados en una aplanadora de los intereses del PAN durante su gestión en el poder.

Con esta transición, se abre una oportunidad para que el Poder Judicial en Tamaulipas recupere su autonomía y se reconstruya bajo principios de imparcialidad y justicia, dejando atrás los años de control político que marcaron una época controvertida en la historia del estado.

Mientras la reforma judicial avanza en Tamaulipas, marcando el fin de una etapa en el Poder Judicial dominada por intereses políticos, el gobernador Américo Villarreal Anaya refuerza un mensaje claro:  el cambio no se limita a las instituciones, sino que también alcanza a las personas en condiciones vulnerables del estado.

Junto con su esposa, María de Villarreal, el mandatario reafirma su compromiso con la población tamaulipeca al llevar la brigada navideña “Transformando Familias” a la zona cañera, una región históricamente marginada. Con estas acciones, la administración estatal demuestra que su política está enfocada en atender las necesidades más apremiantes de quienes más lo necesitan, dejando atrás un modelo político centrado en intereses de grupo y consolidando un gobierno cercano a la gente.

Mientra la justicia se depura de las viejas prácticas de subordinación al poder, el gobierno actual avanza en la construcción de un Tamaulipas más equitativo y solidario, donde los beneficios llegan directamente a las familias.

 

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