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La carta a Santa

Por Dora de la Cruz

Algunos políticos y políticas ya escribieron su carta a Santa para este 24 de diciembre, pero no todos recibirán su regalo. Mientras unos sueñan con el “milagro navideño” que podría impulsar sus carreras, otros saben que este año no habrá obsequios bajo el árbol político. Será en enero cuando la realidad les alcance; sus expresiones lo delatarán en los primeros días del próximo año.

El juego político no perdona, y aunque muchos se vistan de optimismo en estas fechas, el verdadero veredicto llegará con el reinicio de las actividades. Las promesas no cumplidas, las alianzas desgastadas y los fracasos estratégicos saldrán a la luz, recordándonos que la política, al igual que la vida, rara vez , no hay recompensa sin esfuerzo ni méritos.

Si algunos ya andan pidiendo candidaturas a Santa, será muy apresurado. Aunque crean que están pensando a largo plazo, Santa no da regalos futuristas. Lo mejor sería que se pongan a trabajar en lo que fueron electos, cumpliendo con las responsabilidades que tienen hoy. Solo así, y en su momento, podrían aspirar a obtener lo que tienen en mente, siempre y cuando entreguen los resultados que la gente espera.

Por lo pronto, sería prudente que no hagan cuentas de lo que todavía no tienen. La ciudadanía observa, y las promesas vacías ya no compran votos ni simpatías. Es tiempo de demostrar con hechos, no con deseos anticipados, que son merecedores de algo más.

Lo cierto es que, en Tamaulipas, el liderazgo político del gobernador Américo Villarreal Anaya tiene claro el proyecto para el pueblo. Su visión radica en que las y los servidores públicos estén verdaderamente al servicio de la ciudadanía, recordándoles que llegaron para servir y cumplir un compromiso con el pueblo, no para alimentar aspiraciones personales.

Ese mensaje ha sido contundente en cada reunión que sostiene con las y los integrantes de su gabinete. La instrucción es clara: mantener firmes los principios de la Cuarta Transformación y sumarse a la lucha por el bienestar colectivo. La prioridad es trabajar con responsabilidad, poniendo siempre en primer lugar las necesidades de quienes más lo necesitan.

Durante las reuniones de cierre de año encabezadas por el gobernador Américo Villarreal con las y los 43 alcaldes, así como con las y los diputados, el mensaje fue claro: los tiempos del “trampolín político” ahora dependen directamente de la aprobación ciudadana. Esta aprobación no solo está ligada a los resultados y beneficios gestionados para la población, sino también a la congruencia con los principios del gobierno estatal. Sin embargo, hubo quienes parecían un poco distraídos.

Quedó claro que la permanencia en los cargos dependerá de su capacidad para responder a las demandas de la ciudadanía y no de intereses personales o partidistas.

El mensaje fue un recordatorio de que el desempeño público es evaluado en tiempo real por la población. La indiferencia o el incumplimiento de las responsabilidades no solo afecta su posición actual, sino también sus aspiraciones futuras. Así, quienes no atiendan este llamado verán comprometida su permanencia y su trayectoria política.

Santa nada más los está observando. Las cartas llegarán, pero, por favor, no pidan candidaturas; esas no se regalan, se ganan con trabajo, resultados y compromiso con la ciudadanía.

El verdadero regalo de estas fechas será para quienes demuestren que están a la altura de sus responsabilidades, quienes trabajen con honestidad y entreguen resultados palpables. Las candidaturas no dependen de deseos navideños, sino de la confianza que se construye día a día con el pueblo. Que este fin de año sirva para reflexionar y entender que, en política, el mérito no se pide, se construye. A los ausentes nadie los extrañó… ya desde antes se habían ido.

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