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A los metiches, les taparon la boca

Por Dora de la Cruz

El partido político Morena tiene ahora la atención de toda la clase política, incluidos aquellos de otros partidos, que desde la oposición se han vuelto críticos e incluso pretenden dar lecciones de gobernabilidad, mismas que no aplicaron cuando estuvieron en el poder.

La 4T, actual movimiento en el poder, ha implementado una política de gobierno radicalmente distinta a la de los partidos que gobernaron México y Tamaulipas durante décadas. Los gobiernos de morena, su enfoque, centrado en las masas, el colectivo, tiene una fuerte incidencia con los programas sociales dirigidos a los sectores más vulnerables. No obstante, esta estrategia ha generado el rechazo de quienes, desde sus posiciones privilegiadas, gozan de mejores oportunidades laborales, empresariales y una vida acomodada, los mismos que no aprueban este modelo de gobernanza.

La crítica con argumentos siempre abonará a cambios favorables, especialmente en un sistema que busca consolidarse bajo principios democráticos y de justicia social. Sin embargo, pretender dictar cómo se debe gobernar, e incluso sugerir a quién se debe remover o colocar en puestos estratégicos, cruza una línea que, más que constructiva, resulta intrusiva. Esto lo decimos, luego de la serie de comentarios con los recientes cambios en el gabinete estatal, los cuales desataron una oleada de especulaciones y “consejos” que, en muchos casos, parecen más guiados por intereses particulares que por un auténtico afán de mejora; incluso hubo algunos que metieron a las bajas de funcionarios al secretario general de Gobierno, Hector Joel Villegas, quien, por cierto, ha declarado falsas, las noticias que lo han corrido varias veces.

En este contexto, hay que decir que los ajustes en un equipo de gobierno responden a una lógica interna que puede estar vinculada a la evaluación del desempeño, a la necesidad de ajustes estratégicos o incluso, a un relevo natural en la dinámica del poder. Mientras la opinión pública tiene derecho a cuestionar y exigir resultados, las críticas sin fundamento y los consejos no solicitados pueden desviar la atención de lo verdaderamente importante, como es que las decisiones tomadas se traduzcan en beneficios reales para la ciudadanía.

A toda esta oleada de críticas le taparon la boca, con los resultados de los dos foros de consulta ciudadana del Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, que se realizaron en el sur, en el puerto de Tampico y en la capital del estado, con una amplia convocatoria, la primera con el tema de desarrollo energético con la participación de la iniciativa privada y sociedad civil y la segunda el tema de los jóvenes que hicieron sus propuestas para mejorar el entorno social.

Aquí queda claro el mensaje y es que Tamaulipas tiene el reconocimiento, como un estado clave para el gobierno federal, al ser seleccionado para las mesas de diálogo, lo que evidencia el liderazgo del gobernador Américo Villarreal Anaya y el compromiso de su administración con la transformación nacional, destacando además la fuerza de una ciudadanía activa, como el verdadero sustento del poder democrático.

Así que el consejo es claro: las decisiones las toma quien gobierna. Esta semana ha quedado evidenciado que el control de la agenda y las prioridades del gobierno, tendrán que ver con servir y dar resultados a la ciudadanía tamaulipeca.

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