PUNTO CIEGO
El maratón de Olga
Por Daniel Santos Flores
Un maratón es una carrera de larga distancia. Su origen se remonta a la antigua Grecia y está ligado a la leyenda de Filípides, un mensajero ateniense. Según la historia, en el año 490 a.C., después de la Batalla de Maratón, Filípides corrió desde Maratón hasta Atenas, recorriendo aproximadamente 42 kilómetros, esto para anunciar la victoria sobre el ejército persa. Al llegar y proclamar el triunfo con la recitando la palabra “Nenikékamen” que significa “Hemos vencido”, Filípides cayó exhausto y murió debido al esfuerzo.
Este acto heroico simboliza máxima entrega y resistencia, fue inmortalizado en los Juegos Olímpicos modernos desde su reintroducción en Atenas en 1896, donde se estableció el maratón como una de las pruebas principales, honrando así el legado de Filípides.
Para un maratonista, el reto no está solo en la distancia, sino en la capacidad de resistir física y mentalmente durante cada kilómetro. Los primeros tramos suelen ser motivadores, con la energía fresca y el ánimo de la partida. Pero conforme avanzan los kilómetros, el cuerpo comienza a sentir el peso de la distancia: los músculos se fatigan, la respiración se hace más pesada y la mente se enfrenta a una batalla interna.
En los últimos kilómetros, ya cuando el cuerpo y la mente piden detenerse, es cuando se viene el verdadero desafío de un maratón. El maratonista debe recurrir a toda su voluntad para mantener el paso, enfocado únicamente en la meta. La fortaleza en ese momento ya no reside en la condición física, sino en la determinación y perseverancia de no rendirse, en la capacidad de soportar el dolor y de desafiar los límites personales, confiando en que cada paso lo acerca al final.
Esta resistencia, la capacidad de sobrellevar el cansancio extremo, el dolor físico y el agotamiento mental, es lo que convierte al maratón en una prueba épica de fortaleza humana. Y aunque el camino es arduo y solitario, la satisfacción de llegar a la meta, de vencer los propios límites, es una recompensa que solo entienden quienes resisten hasta el final.
Olga Sosa, la actual senadora de la Republica llegó al escaño con más de cuatrocientos mil votos en una elección extraordinaria. Anteriormente formó parte de la administración estatal encabezada por el gobernador Américo Villarreal. En ese periodo fungió como Secretaria del Trabajo, su desempeño estuvo muy por encima de la mayoría de sus pares. Olga tiene experiencia, es una mujer que ha probado los triunfos y las derrotas, precisamente estas últimas son las que le han dado forma a su carácter y a su carrera.
Lo digo sin conocer, pero mi percepción es que desde hace muchos años ella tiene una meta clara puesta en su mente. Al igual que los maratonistas, se preparó, se puso los tenis y empezó a correr con paso firme y con determinación.
Hoy su meta sigue siendo clara, aunque puedo intuir cual es, solo ella y los suyos la saben. Olga ha recorrido ya gran parte del maratón político que decidió emprender. Ahora le viene la parte más difícil, tomar aire, mantener el paso, no distraerse de su objetivo, observar el entorno, saber en donde pone cada pisada y asegurar que cada una de ellas sea tan firme que la siguiente la impulse hacía adelante.
La semana pasada tuvo una agenda envidiable, recorrió el estado con el rockstar político del momento: Fernández Noroña, el flamante Presidente de la Mesa Directiva de Senado. Noroña le mostró cariño, le permitió darle jugada a los demás y a las demás, no quedó mal con nadie, no hubo necesidad de excluir a ninguno, pero quien nunca dejo de llevarse los laureles fue Olga. Al día de hoy, y con esta importante gira de la mano de su compañero, se posiciona en la delantera. Recuerden que no todo son redes sociales y hacer grilla, hay que revolverle con trabajo.
Correr un maratón en política es una prueba de carácter, de capacidad para soportar dificultades y de transformación personal, es aceptar el desafío de llegar hasta el final, de experimentar cada paso como una victoria sobre las propias limitaciones y, al cruzar la meta, entender que la verdadera satisfacción está en todo lo que se resistió para llegar allí.
Olga puso el ejemplo de cómo se corre un maratón, si quiere llegar al final no puede ni debe aflojar el paso, y aguantar… definitivamente, aguantar.
Reenviado
“Solo los disciplinados son libres en la vida. Si no eres disciplinado, eres un esclavo de tus estados de ánimo y tus pasiones.”
– Eliud Kipchoge