Tamaulipas enfrenta retos en VIH y salud mental; conoce cómo los programas estatales y acciones preventivas protegen tu bienestar y el de tu familia
Ciudad Victoria, Tamaulipas. — Cuando habla de salud pública, el diputado Víctor García Fuentes adopta un tono de urgencia a medias, con esperanza. Al frente de la Comisión de Salud del Congreso local, explicó que el programa estatal de salud mental apenas alcanza un índice de desempeño del 50–60%, y reconoció que “hacer como que hacemos” ya no basta; “hay problemas principales”, admitió.
“Queremos ir monitoreando este programa y que cada día presentemos mejores resultados”, dijo, acompañado de un llamado abierto a medios, sociedad y familias para robustecer la prevención.
VIH AL ALZA, AUNQUE CON TRATAMIENTO GARANTIZADO
El contexto de su llamado no es altruista: Tamaulipas enfrenta un repunte persistente de infecciones por VIH/SIDA. De acuerdo con los datos más recientes:
Hasta 2025, se han notificado 4,432 personas viviendo con VIH en el estado.
En lo que va del año, se han registrado al menos 161 nuevos casos, con los municipios de mayor incidencia concentrados en ciudades como Reynosa, Tampico, Ciudad Madero y Ciudad Victoria.
En los últimos cinco años, la enfermedad provocó 940 fallecimientos en Tamaulipas.
A pesar de estas cifras, las autoridades estatales reportan que desde 2023 cerca de 3,800 personas con VIH/SIDA están recibiendo tratamiento médico a través de los programas especializados del gobierno.
Esta cobertura —aseguran— permite que muchas personas “lleven una vida normal”, ya que los retrovirales han transformado al VIH en una infección crónica controlable si se trata a tiempo.
¿PREVENCIÓN, TRATAMIENTO O NEGLIGENCIA?
Para García Fuentes, las cifras demuestran que la prevención, así como la atención médica, deben reforzarse simultáneamente. Mencionó al CAPACIC (Centros de Atención para Pacientes con Infecciones de Transmisión Sexual) como pilar institucional, junto a los más de 364 centros de medicina comunitaria y unidades de salud que operan en la entidad.
Insistió en que todos los sectores —salud, educación, comunidad, medios— deben involucrarse. “Tenemos que educar a los jóvenes, transmitir cultura del autocuidado, del uso de preservativo; prevenir adicciones, porque cuando hay ellas, el riesgo crece”, dijo.
Y aunque no ofreció datos precisos sobre cuántos centros CAPACIC operan actualmente, su mención sugiere una intención de fortalecer la infraestructura de atención.
SALUD MENTAL: LA SILENCIOSA EMERGENCIA
El programa de salud mental, reconoció el diputado, aún no ha alcanzado su potencial. Con un desempeño de apenas entre la mitad y poco más, admitió la necesidad de “monitoreo permanente, resultados visibles y compromiso social”.
Aunque no ofreció cifras específicas sobre padecimientos, presupuesto o cobertura de salud mental en Tamaulipas, su insistencia deja en claro que este rubro será prioridad legislativa. Para muchos especialistas, atención psicológica o psiquiátrica accesible resulta clave para evitar problemas graves como adicciones, violencia familiar o suicidios.
ENTRE CIFRAS, EXPECTATIVAS Y ESCEPTICISMO
En una entidad donde las estadísticas del VIH crecen sin pausa, y donde la salud mental sigue siendo un reto invisible, las declaraciones de García Fuentes buscan sembrar esperanza. Pero el reto no es menor: requieren recursos, infraestructura, coordinación interinstitucional y —sobre todo— un enfoque social.
La promesa es clara: mejorar los indicadores, asegurar tratamiento, reforzar prevención y dar seguimiento a los programas con responsabilidad. Pero en muchas comunidades la realidad será la prueba: que los centros CAPACIC tengan cobertura real; que los jóvenes accedan a educación sexual responsable; que la salud mental deje de ser tabú.
Solo así —una combinación de voluntad política, sociedad civil y cobertura sanitaria— podrá transformarse en algo más que buenas palabras.
