SINGULAR

Claudia Sheinbaum Y el Plan México
Por Luis Enrique Arreola Vidal.
En un mundo sacudido por guerras comerciales, liderazgos populistas y fracturas geopolíticas, México no solo se sostiene: empieza a reposicionarse.
Lo hace con voz propia, con una agenda clara, y con una figura que —lejos de la estridencia— ha optado por la vía de la precisión: Claudia Sheinbaum.
Lo que comenzó como una continuación, hoy realmente es transición política, hoy ya se perfila como una reinvención nacional. Y tiene nombre: el Plan México.
Anunciado en enero de 2025, este plan no es una simple hoja de ruta; es un rediseño ambicioso de la función económica, diplomática y territorial del país. Busca, ni más ni menos, que convertir a México en la décima economía del mundo para 2030, y lo está haciendo con una estrategia de cuatro vértices: nearshoring, industrialización, seguridad y diplomacia inteligente.
EL NEARSHORING COMO POLÍTICA DE ESTADO.
Lo que antes fue una oportunidad difusa, hoy es política de Estado. El Plan México ha consolidado más de 277 mil millones de dólares en inversiones extranjeras hasta marzo, distribuidas en más de 2,000 proyectos. No se trata de promesas, sino de realidades: 15 mil millones de Pacific Mexico, 6 mil millones de Amazon, 10,400 millones de Pemex en alianza con Woodside, 1,500 millones de Royal Caribbean. Infraestructura, energía, comercio. Y sobre todo, empleos: entre 500 mil y un millón solo en 2025, sin contar los 400 mil adicionales generados por la construcción de 180,000 viviendas nuevas.
El nearshoring, impulsado por el T-MEC, se ha convertido en una especie de plan Marshall industrial para el norte del país. Y no fue casualidad: fue negociación. Fue estrategia. Y fue liderazgo.
La presidenta no lo hizo sola: tejió una alianza directa con el sector empresarial mexicano y estadounidense. Sin protagonismos ideológicos, sin ruptura con el capital privado, Sheinbaum ha demostrado que el desarrollo también se construye desde el diálogo y la confianza mutua.
SEGURIDAD: CONTROL SIN RUIDO, RESULTADOS SIN SHOW.
En materia de seguridad, Sheinbaum ha desmentido a sus críticos sin necesidad de decir una palabra.
La tasa nacional de homicidios bajó a 24.9 por cada 100,000 habitantes, la cifra más baja en años.
La percepción pública lo reconoce: la aprobación de su estrategia de seguridad ha saltado de 28% a más del 50%, según Americas Quarterly. ¿Cómo? Con inteligencia territorial, depuración operativa y una nueva unidad especializada enfocada en estados críticos.
No todo es victoria, claro. Regiones como Michoacán siguen siendo zonas de alta complejidad, y el aumento de desapariciones mantiene latente la crisis de derechos humanos heredada.
Pero el cambio ya es visible: por primera vez en una década, el Estado ha recuperado la iniciativa.
Trump lo ha notado —y lo ha dicho—: México “está haciendo lo que nadie más hace contra el crimen organizado”. Y lo dice él, que mide en fuerza, no en formas.
DIPLOMACIA ECONÓMICA EN TIEMPO DE GUERRA COMERCIAL.
Mientras China y Estados Unidos escalan sus tensiones arancelarias, México ha logrado lo impensable: quedarse en el centro del tablero sin ser blanco de castigo ni víctima colateral.
La presidenta obtuvo exenciones arancelarias para sectores estratégicos mexicanos, gracias a su cercanía con el equipo de Trump y su alineación táctica —que no subordinada— a las nuevas reglas del comercio global.
El Plan México ha lanzado una señal clara: menos dependencia de insumos chinos, más producción local, más integración regional.
En un mundo donde cada país corre para cerrar fronteras, México abre rutas. Y no por sumisión, sino por inteligencia.
COMPARATIVA GLOBAL: LA NUEVA GEOMETRÍA DEL PODER.
Mientras Putin impone con tanques, Trump con tarifas y Lula con nostalgia, Sheinbaum impone con orden. Su liderazgo no grita, pero pesa. Y eso no ha pasado desapercibido.
Este abril, el New York Times la colocó entre las líderes más inesperadas y respetadas del año: “negociadora precisa, técnica con alma política, y arquitecta de estabilidad en un continente volátil”.
El Plan México ya se discute en foros diplomáticos como una estrategia replicable: desarrollo anclado al comercio, seguridad sin militarismo, e influencia sin gritos.
Es una especie de Merkel latinoamericana, pero con frontera directa al poder global.
EL FUTURO NO SE HEREDA, SE NEGOCIA.
México está en medio del huracán económico mundial. Pero por primera vez en mucho tiempo, no es víctima de la tormenta, sino diseñador de su ruta.
El Plan México no es perfecto. Hay retos enormes: bajo crecimiento del PIB (1.2% proyectado en 2025), desaceleración interna, focos rojos de violencia estructural.
Pero también hay una hoja de ruta seria, con metas, con aliados, y con resultados que ya comienzan a sentirse.
Claudia Sheinbaum no heredó como pensamos una narrativa: está escribiendo la suya propia.
Y si continúa con esta firmeza estratégica, México no solo será la décima economía global en 2030.
Será, además, el país que demostró que la estabilidad también puede ser audaz. Y que el poder, en el siglo XXI, no siempre viene del estruendo… sino de quien sabe negociar en silencio.