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La casa soñada y la quiebra inevitable
Por: Luis Enrique Arreola Vidal
El espejismo de la seguridad social
Mientras usted lee esto, 10 millones de jubilados del IMSS están con la calculadora en la mano, temblando de puro miedo:
¿les alcanzará su pensión para un plato de frijoles, unas pastillas o el alquiler?
En otros rincones, decenas de miles de familias ven cómo el Infonavit les arrebata sus casas, según reportes internos y notas que la prensa seria no puede ignorar.
Y en las salas de urgencias, 1.5 millones de pacientes rezan por una cirugía que, con suerte, llegará cuando ya no la necesiten.
No son cuentos ni exageraciones.
Es la radiografía de un sistema podrido que prefiere discursos rimbombantes a soluciones de verdad.
Si no lo reformamos con huevos y cabeza, se va a desplomar como castillo de naipes sobre los que menos tienen.
Los números que nos escupen la verdad.
1. IMSS: reservas de papel y promesas vacías.
El Informe Financiero y Actuarial 2024-2025 presume que las reservas técnicas llegaron a 600 mil millones de pesos, un récord en 80 años.
¿Y qué?
Ese mismo reporte confiesa que el gasto en pensiones se disparará un 120% para 2040, cuando los “baby boomers” se jubilen y vivan más.
Si hoy quisiéramos tapar el hoyo de deudas médicas y promesas incumplidas, ese montón de billetes se evaporaría en menos de 5 años, según la Subdirección de Finanzas del propio IMSS.
La realidad detrás del telón: Sí, han sacado programas como “2-30-100” (2 millones de cirugías, 30 millones de consultas especializadas, 100 millones de medicina familiar) y construido 9 hospitales nuevos.
Pero eso es un chiste frente a la avalancha de viejos y enfermos crónicos —15 millones de diabéticos e hipertensos— que el sistema no puede contener.
2. Infonavit: la pesadilla de la morosidad.
La Evaluación de Cartera 2024 del Infonavit admite una morosidad del 15%, el doble de lo que el FMI y el Banco de México consideran “tolerable”.
Esto huele a los noventa, cuando 2 millones de casas quedaron como pueblos fantasma por deudas impagables y construcciones deplorables.
El dato que quema: Desde 2020 dicen que hay “controles de riesgo”, pero la morosidad sube 5% cada año.
Y mientras, constructoras ligadas a fraudes como la “Estafa Maestra” de 2018 siguen chupando contratos como si nada.
¿Transparencia? Un mito.
3. Corrupción: el cáncer que nos carcome.
La Auditoría Superior de la Federación destapó 12,000 millones de pesos en contratos turbios del IMSS y el Infonavit en 2023.
Y ahí siguen, impunes, las constructoras de la “Estafa Maestra” metiendo la mano.
Un caso que huele mal: En 2024, la constructora XYZ —sí, la misma del escándalo de 2018— se embolsó 500 millones de pesos para hacer casas en Michoacán.
¿El resultado?
Obras a medias y familias en la calle.
¿Dónde está el dinero?
Hágase estas preguntas y dígame si no le hierve la sangre:
¿Por qué el IMSS tira 40% de su presupuesto en pensiones, pero solo un miserable 15% en prevenir las enfermedades que están matando a 15 millones de mexicanos?
¿Por qué el Infonavit da créditos a trabajadores que ganan $6,000 al mes, cuando la canasta básica ya vale $7,000, según el INEGI?
¿Por qué las cuotas de los trabajadores se esfuman en nóminas infladas y contratos que huelen a corrupción?
La respuesta es una patada en la cara: porque la negligencia, el robo y el “ahí se va” han reemplazado cualquier rastro de decencia o planeación.
¡Basta de lloriquear: hay que actuar!
¡No podemos seguir poniendo curitas a un sistema que se desangra!
Aquí van tres propuestas con dientes, no placebos:
1. IMSS:
Reventar el presupuesto: Reasignar el 20% del gasto en burocracia y propaganda a médicos especialistas y medicinas que sí curen.
Auditorías con colmillo: Que cada año una entidad independiente destripe las finanzas del IMSS, con resultados públicos y consecuencias reales (No como pasó en Tamaulipas).
Prevención o muerte: Un programa nacional para bajar la diabetes y la hipertensión un 10% para 2030, con metas claras y no cuentos chinos.
2. Infonavit:
Fondo de guerra: Guardar el 10% de las ganancias anuales para salvar a los trabajadores a punto de perderlo todo.
Cárcel a los corruptos: Auditar a fondo a todas las constructoras de los últimos 10 años y meter a la cárcel a los que robaron.
Créditos con sentido: Darle prioridad a quien pueda pagar, no a quien firme por desesperación.
3. Transparencia o nada:
Todo a la luz: Una plataforma en línea donde cualquier mexicano vea a dónde va cada peso del IMSS y el Infonavit, sin excusas ni cortinas de humo. ¡Y mucho menos información reservada como las obras de AMLO!
Castigo ejemplar: Inhabilitar de por vida y meter a juicio público a todo ratero que meta la mano, recuperando hasta el último centavo.
La última advertencia.
Esto no es fatalismo, es un grito de alerta. Si usted:
Ha pasado horas en una sala de urgencias del IMSS viendo cómo el reloj se burla de su dolor, siente que su crédito del Infonavit es una soga al cuello, teme que su pensión sea un mal chiste cuando llegue el momento, … entonces sabe que callarse es rendirse.
La quiebra no vendrá con fanfarrias ni titulares.
Será un desastre silencioso: recetas que no se surten, casas embargadas, cheques que nunca llegan.
No nos traguemos el cuento del “progreso” populista.
Eso no es cambio, es una bofetada disfrazada de esperanza.
Todavía hay tiempo de enderezar el barco.
Exijamos transparencia.
Exijamos seriedad.
Exijamos que dejen de jugar con nuestra vida.
Porque cuando este sistema se derrumbe del todo, ningún político de pacotilla va a pagar su renta ni a curar a su familia.
“Un país que abandona a sus trabajadores en la vejez y la enfermedad renuncia a su alma.”