EN VISTO

El miedo al voto Ciudadano

Por Dora de la Cruz

La crisis interna del Partido Acción Nacional (PAN), que llevó a la salida de Miguel Ángel Yunes Linares, en medio de la resistencia opositora frente a la aprobación de la reforma judicial, evidencia nuevamente la desconexión entre las cúpulas panistas y las verdaderas necesidades del pueblo mexicano. Lejos de representar un proyecto político que apunte al bienestar de la mayoría, el PAN parece estar cada vez más sumergido en la defensa de intereses particulares que benefician solo a una élite.

El alejamiento de la base ciudadana es palpable. Mientras la sociedad demanda una reforma judicial que garantice un sistema más justo y transparente, el PAN opta por proteger sus espacios de poder y resistirse a los cambios que debilitan su ya minoría dentro de los congresos locales. Esta postura refleja un profundo temor a perder los privilegios que históricamente han garantizado a las élites panistas un control sobre la vida política del país, alejándose del bien colectivo.

Esta no es la primera vez que el PAN prioriza los intereses de su cúpula sobre las demandas populares. En varias ocasiones, su resistencia a reformas, ha dejado en evidencia una desconexión con los sectores más vulnerables, aquellos que más sufren las consecuencias de un sistema judicial que favorece a los poderosos. La salida de figuras clave, como Miguel Angel Yunes, no solo es síntoma de una crisis interna, sino también de una lucha por mantener intacto un status que ya no responde a las necesidades del México actual.

Contrario a las luchas internas del PAN, Claudia Sheinbaum a menos de un mes que tome posesión, como la primera Presidenta de México, trabaja en proyectos y programas sociales, en la que el centro de estos, es la población mexicana, una Presidenta comprometidos con el futuro de la nación.

En estos últimos meses, la Presidenta electa, ha sostenido reuniones con los diversos sectores de la población, con la sociedad civil y con las y los gobernadores, para atender las demandas, que ya están en la mesa, donde se tomaran las decisiones para las políticas publicas del gobierno de Sheinbaum.

Mientras que unos políticos, se la pasan planeando como armar protestas, impedir reformas en defensa de sus propios intereses, hay quienes si están trabajando por un mexico mas justo.

Al pueblo nadie lo detiene y cuando apoya a las autoridades que representa sus intereses, como es el caso de la reforma judicial, la resistencia de una minoría que ademas surge desde el interior del propio poder judicial, es obvio que le tienen miedo, que digo miedo, terror al voto ciudadano.

Por lo pronto, 19 estados ya han aprobado la reforma judicial, a pesar de las manifestaciones de las y los trabajadores del poder judicial, que se han instalado en las sedes de los poderes legislativos estatales, donde incluso han ocasionado destrozos. La reforma sigue adelante, no solo porque cuenta con el respaldo de las mayorías en los congresos locales, sino porque responde a una exigencia creciente de la ciudadanía, que busca un sistema judicial más transparente, eficiente y justo.

A pesar de la resistencia interna y los intentos por frenar su avance, la demanda por una reforma que acabe con los vicios y la corrupción dentro del poder judicial es clara. La sociedad reclama un cambio que no solo beneficie a las élites, sino que garantice el acceso a la justicia para todas y todos. Con cada estado que suma su aprobación, se envía un mensaje contundente: las viejas estructuras de poder no pueden seguir perpetuándose a costa del bienestar colectivo.

La reforma judicial es una respuesta a años de descontento social y a la necesidad urgente de transformar un sistema que, hasta ahora, ha sido incapaz de responder a las necesidades de justicia en el país. Aunque en este camino lo ha complicado los mismos juzgadores el avance de la reforma representa una oportunidad histórica para redefinir el funcionamiento de una de las instituciones más importantes de México.