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Morena: La Tragicomedia de las Afiliaciones Políticas

Por Luis Enrique Arreola Vidal

¡Sorpresa! En el siempre vibrante escenario político de Veracruz, la reciente solicitud de afiliación de Miguel Ángel Yunes Márquez a Morena ha desatado una tormenta que ni el más audaz guionista podría haber imaginado. Pero, seamos justos, ¿qué sería de la política veracruzana sin sus dosis diarias de drama y contradicciones?

Lo que debería ser un simple trámite partidista se ha convertido en un espectáculo digno de la mejor tragicomedia política: acusaciones veladas, moralismos selectivos y, por supuesto, el eterno debate entre ética y pragmatismo.

De Panista a Morenista: El Giro Inesperado.

Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, ha transitado por diversos caminos políticos. Tras su expulsión del PAN en septiembre de 2024 por votar a favor de la reforma judicial propuesta por el presidente López Obrador, Yunes Márquez ha buscado nuevos horizontes. Ahora, su intención de unirse a Morena ha generado reacciones encontradas dentro del partido oficialista.

“No me afilié para molestar a nadie. Es absolutamente falso que esté involucrado con el lavado de dinero”, declaró Yunes Márquez, buscando disipar las sospechas. Pero su pasado y el apellido Yunes pesan más que cualquier discurso.

Rocío Nahle: ¿Guardiana de la Pureza Morenista o Jueza Selectiva?

La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no tardó en reaccionar. Con firmeza —y con un toque de superioridad moral— afirmó:

“Morena no es un refugio para quienes han representado el abuso del poder, la corrupción y la traición a los principios de la 4T.”

Vaya declaración. Poderosa, sin duda. Pero aquí surge una pregunta incómoda: si Rocío Nahle realmente cree que Yunes Márquez representa el abuso del poder y la corrupción, ¿por qué limitarse a una queja ante la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena?

Si estas acusaciones son ciertas, deberían ser denunciadas ante las autoridades judiciales competentes, no solo ante una instancia partidista. Porque, si el asunto se queda en Morena, la sospecha es inevitable: ¿es un tema de justicia o simplemente de control político?

Si Nahle tiene pruebas, el lugar correcto no es el escritorio de un comité interno. Es un tribunal. De lo contrario, sus palabras se diluyen en el aire como un discurso vacío, útil solo para reforzar narrativas internas, pero carente de verdadera acción.

La Gran Carpa de las Afiliaciones: ¿Purismo o Poder a Cualquier Costo?

Morena se encuentra en medio de una ambiciosa campaña de afiliación, con la meta de alcanzar los 10 millones de militantes. La pregunta es: ¿bajo qué criterios?

La inclusión de figuras controvertidas como Yunes Márquez expone una contradicción central en el partido: ¿es Morena un movimiento de principios o un partido pragmático dispuesto a sumar a cualquiera que garantice poder político, incluso si ello implica tragar sapos del pasado?

Porque, si de verdad “no es un refugio” para perfiles oscuros, Morena tiene mucho que explicar respecto a otras figuras que han sido bienvenidas en sus filas, pese a pasados igual o más cuestionables.

¿Morena filtra por ética o por conveniencia? Porque los discursos de pureza moral se escuchan bien… pero son poco creíbles cuando se aplican selectivamente.

El Show Debe Continuar: Veracruz, el Escenario Perfecto.

En este circo político, las actuaciones continúan y los espectadores observan con asombro cada nuevo acto. La incorporación de Yunes Márquez a Morena no solo pone en evidencia las contradicciones internas del partido, sino que también refleja las complejidades de la política veracruzana, donde las lealtades son tan cambiantes como el clima.

Y en el centro del escenario, Rocío Nahle, tratando de defender una “pureza” que pocos creen real. Porque si algo ha demostrado la política mexicana es que la ideología es negociable, pero el poder, jamás.

Entre la Ética y la Realpolitik: Una Disyuntiva Incómoda.

La situación actual plantea una pregunta crucial:

¿Debe un partido político mantenerse fiel a sus principios fundacionales o adaptarse pragmáticamente para ampliar su base de poder?

Si Morena realmente defiende los valores de la Cuarta Transformación, la acusación lanzada por Nahle no debería resolverse en un tribunal interno.

Debería ser un caso para la Fiscalía. De lo contrario, su declaración se convierte en un simple berrinche político.

Pero si todo esto es, en realidad, un espectáculo para las bases, entonces Yunes Márquez probablemente se convertirá en el nuevo actor de un partido que, aunque se dice diferente, sigue repitiendo los mismos guiones de siempre.

La ciudadanía observa. El telón aún no cae. El show continúa.

¿Primero los principios o primero el poder?

Rocío Nahle ha trazado la línea. Pero la verdadera pregunta sigue sin respuesta: ¿hasta dónde están dispuestos a ceder los principios en nombre de la victoria electoral?

Si Nahle tiene razón, el camino está claro: denuncia formal y proceso judicial. De lo contrario, solo se trata del mismo juego de siempre: un circo donde el poder se disputa, se negocia y se traiciona.

Porque si algo ha dejado claro la tragicomedia veracruzana es que, en la política mexicana, todo es negociable… excepto el poder.

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