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Métanse a terapia

Por Dora de la Cruz

Después de las marchas del ocho de marzo, es necesario hacer una evaluación de la demanda colectiva de las mujeres en México y tomar nota, quien debe tomarla, pero también valorar que el machismo sigue vigente en muchos sectores de la población y que este pensamiento sigue dañando a la sociedad, al cuestionar las formas de las manifestaciones, en lugar de focalizar el problema de la violencia contra las mujeres y las niñas, algunas voces minimizaron el movimiento, reduciendo el tema a las pintas en edificios públicos y monumentos.

En la Ciudad de México, se logró récord de asistencia en la marcha feminista: más de 200 mil mujeres, niñas y jóvenes estuvieron marchando para demandar justicia y un alto a las diferentes formas de violencia contra las mujeres. Algunas se sumaron por tener una hija, nieta, prima o amiga desaparecida; otras, porque sus hijas sigan vivas y tengan acceso a una vida libre de violencia. Esta manifestación va más allá de un ocho de marzo; es un grito colectivo que demanda soluciones a este problema que se ha vuelto social y que reclama respuesta.

No inventen, no rayen, no destrocen. Esto no le puedes decir a una madre cuya hija está desaparecida, a una abuela a quien violaron a su nieta, o a una tía cuya pareja mató a su sobrina por “celos”. “Métanlos a terapia” y por supuesto a la cárcel. Si el machismo es curable, hay que desaprender de esta forma de pensar y dejar de creer que las mujeres son un objeto. Las mujeres tienen derechos y deben ser respetadas.

Que no rayen los monumentos que los hombres mean. Basta de criticar los movimientos feministas, que tienen muchísimas razones para hacerlo y que continuarán en la medida en que se logre avanzar en la justicia, y que la igualdad sea palpable, con las mismas oportunidades que los hombres, para su desarrollo y autonomía; solo entonces los ocho de marzo ya no serán necesarios.

Sin embargo, aún se observa en redes sociales que estas manifestaciones, provocan que el machismo reaccione ante las demandas justas de las mujeres, que piden justicia y un alto a la violencia que enfrentan. La impunidad sigue siendo la constante.

¿Qué se espera en un pos 8 de marzo? Que las autoridades reaccionen para aplicar la justicia en todos los casos y expedientes de feminicidios, pensión alimenticia, acoso sexual, violación y todos los delitos que son denunciados y que siguen archivados sin que las víctimas obtengan justicia. Pero también se esperan respuestas de todos los niveles de gobierno, para que implementen todas las políticas públicas necesarias para la prevención, erradicación y atención de todas las formas de violencia contra las mujeres.

Basta del club de Tobi. Se necesita un club plural en todos los ámbitos y espacios públicos, para que la paridad logre esa agenda de igualdad en programas y políticas públicas, que beneficien tanto a hombres como a mujeres. Pero también es necesario trabajar en el problema de raíz, que es la cultura del machismo. Es necesario arrancar esta idea para que se genere esta convicción: hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y esta es la igualdad.

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