La autopista Mante–Ocampo–Tula cruza cuatro ecosistemas, protege al jaguar y reduce emisiones. Une regiones y conciencia ambiental con ingeniería de alto nivel
Ciudad Victoria, Tamaulipas.— No es solo asfalto. La autopista Mante–Ocampo–Tula representa una hazaña de ingeniería que respeta la biodiversidad y transforma la movilidad en el estado.
Mauricio Luna, supervisor de obra, explicó que más de 300 estructuras de drenaje operan como pasos para fauna, incluidos corredores seguros para jaguares en su hábitat natural.
Además, se construyeron dos pasos especiales exclusivos para esta especie. Esta carretera conecta regiones y también conciencia ambiental con innovación técnica y respeto ecológico.
La obra atraviesa cuatro ecosistemas: planicie, montaña, selva y semidesierto. Esta complejidad geográfica convierte el proyecto en una de las rutas más diversas de México.
Desde su trazo, los ingenieros priorizaron el entorno. Durante la lluvia, las cimentaciones y túneles representan desafíos logísticos que exigen máxima precisión y planificación.
“Los días lluviosos son críticos. Si llueve, todo se detiene”, comentó Luna, al referirse a las dificultades del avance en condiciones climáticas adversas.
Más de 116 mil metros cúbicos de concreto ecológico permeable permiten reducir 18 mil toneladas de emisiones de CO₂, equivalente a la captura de 300 mil árboles en 10 años.
La reubicación de flora en 470 hectáreas reafirma el compromiso con la biodiversidad y los estándares ambientales del proyecto.
Además, la autopista ha generado más de 5 mil empleos, fortaleciendo el desarrollo social y económico de comunidades locales a lo largo del corredor.
Una vía que no solo conecta destinos, sino que traza el futuro de un nuevo Tamaulipas: sustentable, moderno y resiliente.
