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Parir entre gritos e indiferencia

Por Dora de la Cruz

El caso de Camila, una joven de 17 años que entró en trabajo de parto en el baño de una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social en Matamoros, al negarle el ingreso a hospitalización en el área de urgencias, es una muestra de los casos de omisión y negligencia médica que enfrentan las y los derechohabientes. El sistema de seguridad social no avanza en la atención médica, el abasto de medicamentos y la disponibilidad de especialistas. La cobertura no está garantizada para la ciudadanía, especialmente para las mujeres en situación vulnerable.

México, junto con 193 países firmaron el compromiso para erradicar la muerte materna a tasa cero, de acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 20-30, como integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se comprometió a implementar programas y políticas públicas, pero la realidad en las clínicas, es otra; no se aplican debidamente los protocolos para cumplir con esta meta.

El caso de Camila, debe abordarse desde la perspectiva de género, visibilizarse en los medios de comunicación como una forma clara de violencia obstétrica, de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero además, no es el único caso de una mujer que, en el área de urgencias, esperan horas para que sean atendidas, mientras empeora su salud y en caso de pacientes embarazadas, que se encuentran en un momento de condición vulnerable de salud, por los dolores del parto, propios de este procesos; muchas las ingresan a las salas de parto, hasta que casi llevan a la criatura fuera, porque quieren hacerlas esperar liberadamente, hasta casi el momento de expulsión; esto es un tema de violencia ginecológica, por la demora de horas en pasillos, sin monitoreo médico.

La violencia obstétrica, se normalizó por muchos años, hasta que los colectivos feministas, visibilizaron el tema como un tipo de violencia en las salas de parto, la cual se llevó a los congresos para legislar, porque incluso había médicos que te regañaban por quejarte de los dolores de parto; sin embargo hoy es un delito y debe de promoverse la cultura de la denuncia ante las autoridades de salud.

El caso de Camila debe convertirse en un símbolo para exigir cambios y que se aplique un protocolo contra la violencia ginecológica que se tenga en los hospitales; un ABC como parte de los servicios médicos, especialmente desde el primer contacto con mujeres embarazadas; estos cambios tienen que ser acompañados con talleres de capacitación sobre los derechos en salud pública y el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia

En Tamaulipas, el registro de nacimientos por año, es de 45,013, es decir 123 nacimientos de bebés diarios; la mayoría son atendidos vía instituciones gubernamentales, como son el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Issste, hospitales estatales; estos últimos implementaron el programa de parto gratuito como parte de las acciones para erradicar la muerte materna, es decir, ahí está la mayor cobertura a donde van las mujeres embarazadas a la atención del parto; por eso es importante la capacitación del personal médico en este tema.

El sistema de salud en materia de perspectiva de género, quedó paralizada con gobiernos anteriores, que hicieron del servicio médico negocios personales, creaban empresas pantallas y “abastecían” los medicamentos e insumos, que no estaban en las farmacias hospitalarias; se dejó un servicio deteriorado, una red de servicios en ruinas. Durante el gobierno del PAN en Tamaulipas, no se contó con datos claros en la mortalidad materna, pero una cifra del 2022, revela que en el último año del gobierno cabecista, la tasa por muerte materna se triplicó, con 10 casos.

Precisamente ayer, la Presidenta Claudia Sehibaum, convocó a una reunión con las y los gobernadores, en la que el tema fue el de la salud gratuita, donde se atiende el colectivo de mujeres en edad reproductiva, para revisar los avances de IMSS-Bienestar, consolidar un sistema de salud universal, gratuita y de calidad, que merece toda la ciudadanía, especialmente quienes viven en condiciones vulnerables. El Gobernador, Américo Villarreal, participó en esta reunión, quien durante la administradora estatal ha implantado una serie de acciones para rescata el sistema de salud, a través de equipamiento y la construcción de nuevos hospitales en el sur de Tamaulipas, así como el programa de abastecimiento de medicamento, que está en proceso de consolidación.

La transformación del servicio médico gratuito, debe incluir acciones con perspectiva de género, para garantizar que cada parto ocurra en un quirófano seguro; no más casos como el de Camila .

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