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El cinismo es azul

Por Dora de la Cruz

La “operación manitos”, fue aplicada en la zona sur, planeada, para llevar su guerra sucia, por el diputado Ismael García Cabeza de Vaca, cuya asistencia al congreso itinerante, no fue casualidad; la campaña mediática en contra de la administración estatal, la llevó a algunos medios de comunicación de Tampico, donde también se reunió con algunos periodistas a los que llamó “amigos”.

El diputado con mayor récord de inasistencias en la actual Legislatura, creyó encontrar en Tampico, antiguo bastión panista, eco a sus acusaciones en contra de la administración estatal, sin embargo, su espectáculo se le cayó.

Lo que sí quedó a la vista, fue el miedo. Un miedo que no disimuló, ni con sonrisa forzada. Se le notaba, en los gestos, en la prisa por plantarse frente a la prensa, con sus falsas noticias para pegarle al gobierno , al cual no perdonan que los sacara del poder, pero más, que los ha señalado con pruebas del saqueo al erario estatal cuando fueron gobierno.

Su agenda en el sur, incluyó colgar en sus redes sociales, la imagen de la denuncia que presentó el legislador azul, en contra del gobierno de Morena , por falta de mantenimiento en los hospitales, sobre lo cual le llovieron críticas de la ciudadanía y de cínico no lo bajaron; los acusaron de robar el dinero de hospitales y le preguntaron por qué eso no lo dijo cuando su hermano era gobernador; sus acusaciones se le revirtieron y la conversación digital le recordó que los señalamientos más fuertes no apuntan hacia fuera, sino hacia él y hacia su hermano, el exgobernador.

En su berrinche, llegó a orquestar manifestaciones en medio de la sesión plenaria del congreso itinerante, en el salón la expo Tampico, donde ya tenían listas cartulinas impresas, para hablar en contra de la senadora Olga Sosa, por cierto, invitada especial a la sesión legislativa; una de las activistas, plenamente identificadas con el Partido Acción Nacional, así como Ayde Contreras, secretaria del nuevo comité del PAN, fueron parte de esta protesta orquestada.

Sin haber cumplido la encomienda congresal que lo llevó hasta Tampico, abandonó el lugar con el rostro desencajado. Se le vio irritado, acompañado de los suyos, rompiendo como ya es su costumbre los protocolos básicos del Poder Legislativo.

Apenas una periodista se atrevió a preguntarle si tenía pruebas de sus dichos y la pregunta le encendió la mecha, se enfureció aún más, alegando que ahí estaba la denuncia.

Así concluyó su visita, con enojo, prisa y una foto oficial incompleta, justamente para no quedar retratado junto a quienes sí se quedaron a cumplir.

 

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