EN VISTO

Ahora les espanta la voz que antes ignoraron
Por Dora de la Cruz
En México, las luchas sociales se ganaron en las calles, en los espacios públicos y esa voz colectiva ha sido, cuando se ha obligado a las autoridades a escucharlas; pero también hay historias de movimientos sociales, donde la sordera de los gobiernos de la derecha, jamás escucharon y acrecentaron problemas, como fue el tema de la salud y el campo.
El mega bloqueo en las carreteras que anuncian organizaciones campesinas en al menos 25 estados, incluyendo Tamaulipas, es un movimiento que busca presionar al gobierno federal para atender las demandas de mejorar el precio a las cosechas de los granos y alimentos que producen; un problema que no es nuevo, como tampoco lo son, los cierres de carreteras y bloqueos que tienen antecedentes históricos, desde el rostro más emblemático de la lucha por la tierra, Emiliano Zapata, para recuperar la tierra a los campesinos con su frase “La tierra es de quien la trabaja”, logrando acabar con el latifundismo.
Hoy que gobierna la izquierda en el país, parece que todo les asusta y sorprende a los de la derecha: que la ciudadanía se organice para salir a la calle, a protestar por problemas colectivos, pero además, de todo quieren sacar tajada política; se quieren trepar al movimiento auténtico, para hacerse pasar por quienes están del lado del pueblo, cuando en realidad responden a intereses muy lejanos a los de la ciudadanía.
Porque ahora se exaltan y cuando se hizo la marcha por La Paz, en el gobierno de Felipe Calderón, por el asesinato de Juan Francisco Sicilia, protestas por violaciones a los derechos humanos, por la militarización del país, en decenas de marchas en su contra por el descontento social, quienes hoy critican, defendían al Presiente en turno y minimizaban las protestas; jamás se escuchó al pueblo ni sus problemas; fueron tiempos de sordera gubernamental.
En Tamaulipas, durante el gobierno del Partido Acción Nacional, las protestas fueron silenciadas y gobernó el miedo, aunque el descontento se escuchaba en todos lados. Los servicios de salud entraron en crisis, sin medicamentos, equipo, ni especialistas en los hospitales, y el campo vivió su peor época: enfrentó el abandono del Estado; una falta total de apoyo que terminó por desmantelar su capacidad de producir y sostener a las familias que dependen de la tierra.
Como bien se tiene presente, las movilizaciones sociales no tendrían por qué asustar a nadie; ni siquiera a quienes practican la doble moral. Campesinos y ciudadanía tienen el derecho y la necesidad de hacerse escuchar, sobre todo cuando buscan soluciones para garantizar la soberanía alimentaria del país. Y si la derecha ya olvidó que alguna vez estuvo del otro lado, como autoridad señalada y motivo de protestas, ahora que no se espanten.
Hoy, en la administración de Américo Villarreal Anaya y el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, al campo tamaulipeco han destinado una inversión histórica de más de mil millones de pesos, impulsando su recuperación, así como otra cifra superior a los mil millones de pesos para los distritos de riego y en el proyecto para producir harinas nixtamalizadas de sorgo blanco, se prepara la apertura de la primera tortillería estatal con productores. Además, el sorgo de Tamaulipas ingresó al programa federal “Cosechando Soberanía”, que ofrece mejores tasas, subsidios al seguro agrícola y una línea de crédito por 170 millones de pesos para fortalecer al sector.
Apoyos sin precedente como signo de la transformación.



