PUNTOCIEGO
PuntoCiego
Por Daniel Santos Flores
La Dirección Federal de Seguridad
“Mi estandarte siempre en alto, se oyen voces de hermandad, de tu nombre brota un canto federal de seguridad.
Es un tigre tu emblema, que en alerta siempre está, y tu nombre una diadema de mi patria en libertad.
Pasen lista los valientes, que en alerta siempre están, no se han muerto, están presentes, y cumpliendo con lealtad.
Canten, canten compañeros nuestro lema, la verdad, con honor y con justicia, proteger la libertad.”
Así rezaba el himno de la extinta Dirección Federal de Seguridad, esa que nació en 1947 en el gobierno de Miguel Alemán Valdés, pero cuya antecesora data de antes de 1918, cuando Venustiano Carranza crea en la SEGOB la Sección Primera para identificar a sus oponentes en la transición de la revolución armada. Después, en 1929, se denomina Departamento Confidencial y para 1938, con el entonces presidente Lázaro Cárdenas, se decide renombrarla como Oficina de Información Política y Social, y esta, a su vez, en 1942, con la declaratoria de guerra con la que México se suma a los países aliados en la Segunda Guerra Mundial, se transforma en el Departamento de Investigación Política y Social, con la finalidad de investigar opositores y posibles acciones subversivas que pusieran en riesgo la soberanía nacional.
Sus directores fueron todos incondicionales del presidente en turno. Capitán Fernando Gutiérrez Barrios, Javier García Paniagua, Teniente Coronel Miguel Nazar Haro y el Lic. José Antonio Zorrilla Pérez fueron de los más controversiales. Desde la represión de los estudiantes en el 68, el Halconazo, la llamada Guerra Sucia, combatir y acabar con la Liga Comunista 23 de Septiembre, hasta el asesinato del periodista Manuel Buendía fueron los casos en los que se documentó su participación. A los secretarios de gobernación, de donde dependían, les dieron un poder casi absoluto, aunque los directores tenían línea directa con el presidente.
La tarea de la Dirección Federal de Seguridad es, en su espíritu, necesaria e imprescindible para mantener la paz, la seguridad y la estabilidad política de nuestro país. Su concentración de poder excesivo derivó en vicios que corrompieron el sistema de seguridad nacional, se perdió la misión para la cual fue creada, por lo que se decidió reestructurarla y darle una nueva cara. Así nació en 1985 la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional y en 1989, con el presidente Carlos Salinas de Gortari, se crea el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN, que este, a su vez, con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador en el 2018, se transforma en el actual CNI, Centro Nacional de Inteligencia.
Omar García Harfuch, hombre de todas las confianzas de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, es quien encabezará la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. García Harfuch se formó en la extinta Policía Federal con un enfoque en labores de inteligencia para la prevención de delitos, fue el encargado de la seguridad de la Ciudad de México en el tiempo en que Claudia Sheinbaum era jefa de Gobierno. Durante su paso por la Secretaría de Seguridad en la Ciudad de México, destaca que fue la única entidad del país en la que no operó completamente la Guardia Nacional, todo se lo dejaron a él. La percepción sobre la capacidad del gobierno para atender la seguridad pasó del 19% en 2019 al 36% en el primer trimestre del 2023. Omar es un policía probado que entregó resultados, lo que lo coloca como el eje principal de ataque de la principal dolencia del pueblo mexicano: la seguridad.
Omar García Harfuch será también el encargado del CNI, tendrá a su disposición un presupuesto de 2,984 millones de pesos para el ejercicio fiscal 2024, muy superior al de muchos países latinoamericanos como Colombia, Argentina y Perú.
Hijo de un ex director de la DFS, especialista en inteligencia y ahora esperanza de muchos mexicanos. Omar se enfrenta a la responsabilidad histórica de no torcer el camino del aparato de seguridad e inteligencia más importante de América Latina, también a la responsabilidad de bajar los niveles de percepción de inseguridad y por ende, de elevar los niveles de popularidad de su jefa y principal protectora: Claudia Sheinbaum.
Reenviado
El desmantelamiento del CISEN en el 2000 por parte de un improvisado político guanajuatense hecho presidente, derivó en el desorden en la seguridad que hoy se mantiene. Las labores de inteligencia en el gobierno de AMLO fueron mermadas por su animadversión a investigar opositores como lo hicieron con él. Sin lugar a dudas, con Claudia eso cambiará, y no se volverán a atrever políticos pequeños a grabar, video grabar y ordenar investigaciones para extorsionar al presidente o a la presidenta en turno.